A un Ingrato Pianista, A una novia Ingenua y a mi misma por... LOCA

Hay una mujer llorando, unos tres corazones afectados, Cardiólogo Cirujano alguno no podrá curarlos. La cura esta en ellos mismos.

Tenemos una excitante combinación de sonidos, un la menor, si dominante, unos arpegios de Do reducida a la octava, con alteraciones. Unos cuantos tresillos, cinco líneas, una clave para que toda la furia que contiene la música, se desate, esa clave es sol.

Estadillo des armonioso de notas, alteraciones, viento, golpes, escupitajos esas explosión tan fuerte, más fuerte que las animas del infierno jalando a las animas del bien para hacerlas estar con ella, para sentirse comprendidas, dejar de sentirse solo, con la espera de que las saquen pronto. Eso irradiaba ese piano, que aunque triste, pretendía dar ilusión a esas ánimas que no logran entender por qué ese olor, y esa fuerza tan a brutal, los mantiene ahí, en ese pozo, durmiendo entre líquidos que no tienen nombre. Reviviendo, y sintiendo que el infierno se reduce a soledad, y ese, ese si es un castigo, pero de esas animas al igual que los corazones, tienen una solución a todos sus problemas existenciales, nefasto, ridículos, torpes, significantes en si mismos.

Ese piano se escucho sonar en lo más lejos, en lo más oscuro, en lo más profundo, en lo más caliente, en lo más cerca, en lo más lucido, en lo más exterior, en lo más frio, en lo mas, Io más cerca, en todas parte, no importo la diferencia social, geográfica, racial, climática y menos, animal. Ese piano nos trajo una luz, una sombra, un retorsión de estomago, ese sonido sencillamente, nos lleno, los lleno a todos tanto existentes y a lo inexistentes, de un motivo, para que la vida continúe, no importa si continua en un infierno, o en un caldero, tal vez en una cantera, o trabajando para algún dios, sigue viviendo, no te desmorones. Morir, o cambiar de meta es la solución. Sobrevive caminando por lo que ahora es una enorme masa volcánica con cuantas piedras imagines, y con el ardor de la lava que penetra en tu cuerpo y la invade quemando tu carne, tus huesos y desasiéndose de ti, lenta, dolorosa, y excitantemente. Tú solo continúa. Ese piano, con pinta de psicópata, médico de la razón que con esas notas nos dio la terapia en grupo más excitante de nuestras vidas, más hermosa de todas en treinta y nueve minutos con sesenta y siete segundos, con sonidos eufóricos como demonios, para poder enseñarnos algo que si valga la pena. Siéntase el poder de la música en nosotros.

Ese violín que con sus rasgados de cuerda, eriza mi piel, paraliza mi cuerpo, sugiere lujuria y amor, ese violín que hace llorar al anciano que está sentado en un balcón y solo. Ese violín le erizo, cada uno de los cabellos canosos, pequeños y delicados, que su piel arrugada tenia. Es rasgado, que simula el sonido del viento con el rayo, que produce una reacción corporal de miedo, ese sonido que en otros produce alegría, ese sonido, que en otros produce placer sexual, ese sonido, al igual que todos, fue juzgado de manera diferente por todo. Ese violín, ese violín me puede hacer pecar. La atracción sexual en ese momento fue brutal. Fue, fue, las más linda y pura que se escuche

Y entre estos dos, fracasados, enamorados, ilusionados, delincuentes, cónyuges y visionarios, entre esos dos, ardió la llama del deseo, la lujuria, el odio, la muerte, Descendió la gota fría de su amor, la calma, la soledad, la vida. Y entre miradas, llantos divinos, profanos y satánicos, surgió un amor, que si se mide, no es tan grande, pero es amor. Y eso es lo que cuenta. Esos dos inútiles apreciaron los mejores 20 minutos en los que el estruendo armonioso de un violín y un piano, que le erizo la pie. Esos dos patéticos tan solo se besaron, por un lado rodo la lagrima fría y por debajo de sus piernas ardió la llama.

Todo se consuma en amor.

Quien logre entender esto, es muy bello. No la persona, el hecho

Si encuentran la relación, lo dudo, solo si trataran de imaginar. Así como yo imagino, y pienso